martes, 22 de marzo de 2022

URGENCIAS, VISITA AUTORIZADA.

Maldito COVID que no me dejó ir en la ambulancia,
maldito virus que todo lo amenaza,
que crees ¿qué no te va a tocar a ti o a tus allegados
esta demencia?

Parada en boxes. médicos de urgencias
del hospital blanco, de caras cariacontecidas,
de miradas al suelo, de fragmentos de libertad
perdida.

Diagnóstico exagerado pero cierto, coloquio
de médicos de batas blancas, de cansancio en
sus caras, de "otro que se nos ha
ido para siempre"

Busco tu nombre entre viejos altavoces, familiares de...
que no llega, que se alarga en el tiempo, de maldita
PCR que me dio negativo, hubiera querido estar
contigo.

Enfermeras como bloques de cemento, médicos como
relojes de arena, aquí nadie me dice nada cual desdicha condena,
de sufridor a sufridor, de querer coger velocidad y buscarte
entre camas atadas a cadenas.

Guardia de seguridad, no me diga lo que tengo que
hacer, ayúdeme a entrar que me faltan ya las fuerzas.
Que no puedo más entre tanto sin saber, entre pupilas
dilatadas de tristeza.

En la televisión noticias estúpidas sobre deportes
estúpidos, gangrenan mis ojos como quien descerraja
una bala perdida y mata sin quererlo. Y yo enfrascado
en los porqués.

Por fin comunicación, familiares de... Ese soy yo.
Un médico joven de tez tan blanca como su bata
se dispone a darme un diagnóstico que por su mirada
parece haberte enterrado ya.

Donde hay amor hay esperanza, el joven médico me transmite
buenas noticias, falsa alarma, tan contento estoy que un abrazo
le doy, que ya dejé de pensar en  por qué nos
echábamos tanto en cara., en por qué discutíamos.





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