- Eres repugnante, escoria.
¡Cállate puta!
- No vales nada, nadie te echará de menos.
¡Cállate puta!
- Voy a disfrutar con esto, no tendré piedad.
¡Cállate puta!
- Sin mi no eres nadie, te recogí del estercolero.
¡Cállate puta!
- Te he mantenido todo este tiempo, me debes mucho.
¡Cállate puta!
- Ya sabes lo que te espera, he soñado con este momento.
¡Cállate puta!
- Tendría que habérmelo figurado, cantaste la traviata en comisaría.
¡Cállate puta!
- Pero ahora que te he encontrado, no dejaré que te escapes.
¡Cállate puta!
- No llores cariño, te prometo que no vas a sufrir mucho, solo lo necesario.
¡Cállate puta!
- ¡Cállate tú, hijo de puta! Suéltala y deja ese cuchillo en el suelo. Aquí el agente Martínez estoy con el proxeneta, ya podéis subir. Y tú, preciosa, ya te puedes quitar el micro.
- Vamos escoria, no volverás a tocar a una mujer el resto de tu vida.
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