martes, 22 de marzo de 2022

PÁNICO.

Lucas no puede dormir. Algo acecha fuera. Es la misma cosa horrenda que vio ayer acercarse demasiado. Lucas se refugia entre sus sábanas a modo de escudo y sube el edredón a modo de muralla. No quiere ponérselo fácil.
Una figura esperpéntica se refleja en la pared. Es su forma de entrar, a través de las sombras. Lucas la intuye debajo de su fortaleza. La sombra se balancea de un lado a otro como si de un ritual se tratara. No hay tiempo que perder. Esta es la noche nada puede salir mal. Pero Lucas está paralizado por el miedo. La sombra se acerca. Vamos, Lucas tienes tu arma a poca distancia. Se oyen ruidos extraños fuera de la habitación. Las fuertes pisadas hacen crujir el suelo. Lucas se hace pis encima. Nunca se había transformado en presencia ese ser maligno. Las pisadas se paran a la altura de la habitación de Lucas y éste en un ataque de valentía utiliza su arma secreta, enciende la luz de la habitación. El pomo de la puerta empieza a girar pero un murmullo evita que ese ser abra la puerta. Ha debido ser mi hada madrina pensó Lucas. Se oyen gritos a través de las paredes. La puerta se abre de repente, Lucas no sabe qué hacer. La voz pausada de su madre le serena. Sale de su escondite y se funde en un abrazo con su madre.

- Ya eres mayorcito para dormir con la luz encendida, ¿verdad cariño?

- Mami no te vayas.

- Está bien. Me quedo un ratito contigo.

- Cántame esa canción que tu ya sabes, porfa.

- De acuerdo.

La madre empieza a cantar pero un brazo le saca de la habitación arrastras y cierra la puerta de un portazo.



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