martes, 22 de marzo de 2022

AMNESIA.

En un hospital de Madrid:

- ¿Cómo se encuentra Juan Luis? - pregunta el médico.

- ¿Quién yo? - pregunta el hombre que permanece tumbado en una cama de hospital lleno de aparatos.

- Sí tú, te llamas Juan Luis, tienes 38 años y vives aquí en Madrid, en el barrio de La Concepción.

- ¿Seguro? - pregunta el hombre - no recuerdo nada de eso doctor.

- Bueno, tú tranquilo. Han sido muchas intervenciones quirúrgicas y es normal que de momento no recuerdes nada por el momento. Volveremos mañana para ver cómo evoluciona esa memoria.

- Adiós, Juan Luis.

- Hasta mañana doctor.



Una planta más abajo del hospital:

- ¡Los niños! ¡mis niños! Dejadme salir de aquí ¡cabrones! - dice un hombre atado a una cama de hospital lleno de aparatos.

- Lleva así desde que despertó - comenta la jefa de enfermeras al médico.

- Roberto, tranquilo, están bien, pero todavía no puedes verlos - dice el doctor.

- ¡Farsantes! ¡Mentirosos! ¿Dónde están los niños? - dice un hombre visiblemente alterado, de unos 30 años.

- Gracias por tu colaboración Roberto, hasta mañana.

- Este es un caso distinto pero parecido al del señor de la planta de arriba - comenta el doctor - se llama: amnesia disociativa. Por lo que el paciente sólo recuerda un elemento traumático del accidente en cuestión.


A la mañana siguiente:


Se abre la puerta del ascensor, aparece Roberto custodiado por dos celadores. Entra el hombre llamado Juan Luis. Las miradas entre los dos hombres se entrecruzan. La puerta del ascensor se abre y el hombre llamado Juan Luis sale de él.

- Qué hombre tan siniestro - dice el hombre llamado Roberto.

Esa misma noche, de madrugada:

El hombre llamado Juan Luis sale de su habitación. Coge el ascensor y baja una planta hasta dirigirse a la habitación del hombre llamado Roberto. Entra en ella y comienza a desatarlo. Cuando termina empieza a zarandearlo hasta que le despierta:

- ¡Tú! - grita Roberto.

- Si yo, hijo de puta y no grites si no quieres morir degollado antes de tiempo - le responde Juan Luis mostrándole un bisturí de grandes dimensiones.

- ¿Y los niños? ¿Y los niños? - no para de repetir Roberto.

- Muertos, malnacido, al igual que mi esposa.

- No fue mi intención, nos iban a atrapar y no vi a áquel camión, por eso di el volantazo y nos estrellamos.

- Maldito seas cabrón, eso no me vale.

- Lo sé y lo siento, estoy destrozado, haz lo que venías a hacer pero hazlo rápido.



A la mañana siguiente unos gritos despiertan a todo el hospital. Vienen de la habitación de Roberto:

- ¡ Socorro! ¡Auxilio!

- Ya vamos, ya vamos, tranquilícese - grita uno de los trabajadores del personal de seguridad.

Al llegar a la habitación la situación es dantesca. Juan Luis permanece desangrándose en el suelo de la habitación mientras Roberto sostiene en la mano el bisturí ensangrentado.

NOTA*** Este cuento tiene un desenlace final. Si quieres saberlo escribe un comentario y te lo haré llegar por privado. Gracias.



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