martes, 22 de marzo de 2022

GOLPE SOBRE LA MESA (Historia real de una recaída).

Di un golpe en la mesa. Hasta aquí ¡basta! No es de recibo ser tan miserable con mi padre ni conmigo mismo.

Nunca te fíes de una adicto, nunca, aunque lleve dos años y medio como yo limpio porque llega cualquier oportunidad y la aprovechas para volver a consumir.

Todo ocurrió de repente, mi padre empeoró de su enfermedad y le recetaron morfina, pero morfina en cantidades industriales, cosa que aproveché yo para ir con su tarjeta sanitaria y agenciarme una caja cuando me tocaba ir a por ella. Pedía dos y las repartía en una para mi y otra para mi padre.

En pleno proceso de la enfermedad de mi padre tuvimos que ir a urgencias y se quedó en el hospital ingresado. Cosa que también aproveché para tomarme las que le quedaban en casa.

Mi madre no es tonta, estaban bajo llave las medicinas, pero, ¿os podéis creer que tenía un amigo cerrajero que me debía un favor y me enseñó el método tan fácil para abrir esas cajas metálicas de caudales? Pues en menos de dos días ya tenía la solución a mi barra libre de morfina.

No sabéis y espero que no lo lleguéis a saber nunca las sensaciones tan placenteras a las que te puede llevar ese puto medicamento. Y no sabéis cómo os puede arruinar la vida ni los efectos secundarios de este tipo de abuso.

El síndrome de abstinencia de la morfina (estuve tomándola un mes de seguido) es casi tan fuerte como el de la heroína:

- Fiebre (delirios)
- Cefalea aguda (dolor de cabeza)
- Diarrea (te pasas la vida en el WC)
- Espasmos y escalofríos.
- Insomnio (de hasta dos y tres días sin poder dormir)

Pero hay una peor que el síndrome de abstinencia porque, al fin y al cabo eso se va superando, me refiero a la reinserción social, al autocuidado, porque sales de la anestesia que produce la droga y cuando te enfrentas al mundo, por segunda vez, es más duro porque cargas con el peso de haber recaído y caes en una depresión.

Por eso cuento mi historia, para que sepáis que la droga está en muchas partes y siempre te controlará ella a ti.

Así que párate y da un golpe en la mesa.




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