Acariciaba a sus lobos el Rey de las Bestias
al lado su sepulcro de tierra transilvana
vagaba entre la oscuridad de su sacro santo
mientras miles de maleficios sobre su presa soltaba

De pronto la noche, turbia y gris se hizo,
relámpagos acechaban la torre del castillo, mas un viento ensordecedor lo rodeó para evitar ser traspasado
por la mano impúdica de su terrible enemigo: el ser humano.

Murciélagos como espías hablaban de sangre fresca
susurros y meleficios ya se colaban por la puerta.
Letanías de viejos ancestros de transmisión oral transcritos.
Susurros de ultratumba, empezaba el maleficio,
primero fue la criada a la que a su influjo llegó el hechizo.

Abrió su capa el impío y en apenas unos segundos,
calmó la sed de sus colmillos entre los que la sangre
de la criada salpicaba sobre el suelo del castillo.
El primer festín de la noche se le antojó un breve aperitivo.

¡Cuidao! Por detrás viene el poseedor de esta morada
blandiendo un crucifijo que en un majestuoso salto
se lo arrebató el lobo a la señal de nuestro enemigo.
Y rápido como un coyote fue a por la presa el maligno.

Aún sin estar saciado bajó por las escaleras una bella dama
de quien el Rey de las Bestias se quedó prendido. Usando un sortilegio atrajo su cuerpo al suyo y como si de una marioneta se tratara bailaron el valls de lo oscuro.

Entró en trance el vampiro sin darse cuenta que se escapa
el vástago de la casa que se escabullía entre los pasillos
fue perseguido por la manada de lobos y los kamikazes vampiros
mas éste los sorteaba sin saber su dicha, su destino.

Entró el joven en el laboratorio al que su padre había pertenecido
tirando pócimas y tubos de ensayo vacíos. Pero llegó a un punto
que atrapado estaba y que con él dieron los bichos mas para atrás empezaron a echarse al acercarse al miedoso muchaho.

Siguió el maestro de lo oscuro bailando con su bella dama
entre ágiles movimientos al son del oscuro valls
a ritmo de una deliciosa danza de una orquesta imaginaria
Tanta fue la entrega que la dama quedo mareada.

Tan pronto fue a hacerla suya para su cruel sino
que no reparo en el joven que a las bestias había vencido
un resplandor en los ojos, el orgullo empequeñecido
el señor de las Bestias se retiró sabiendo quien era su enemigo.

Y así es como nació la leyenda del doctor Val Helsing