sábado, 2 de julio de 2022

SIN TÍTULO

Fariseos del aplauso fácil a la fácil obra de una frase fácil de olvidar.
Cautivo de la maraña de palabras-hebra trenzadas por el miedo a salir a la luz.
Mis dedos, desnudos, entrelazados, retorcidos, prisioneros de ellos mismos.
Entonación en off, final de crédito narrativo, pérdida de la rima, frustración de los versos no construidos.
Miedo a la conquista del papel, temor a una pantalla en blanco, teclados oxidados, lápices enteros y recién afilados.
En la Olivetti cargado un folio por estrenar, importadas palabras de mi cerebro a mis manos descarriadas, el traqueteo del silencio, el atragantamiento del orgullo, la paciencia olvidada, grito sordo, maldición del papel en blanco.

HE PERDIDO MI VOZ LITERARIA.




DOLORES DE MUELA, UN HUERTO Y PELIGRO AL VOLANTE (Basado en hechos reales)

La semana no pudo empezar peor, se me cayó el puente provisional de unas muelas y casi no podía soportar el dolor. Se me caían las lágrimas hasta que llamé a mi dentista que me recetó una medicina y gracias a ella sentí el alivio del que evacúa en el baño, el o la que alcanza el orgasmo, del que se libera de un pedo que ha estado conteniéndose un rato.

Martes por la mañana. Es mi primera vez en el huerto del Retiro. La cosa promete pues hay que entrar por la puerta de "El Ángel Caído". Y es que me encanta esa maldita escultura. Pienso que tiene magnetismo. Siempre me ha gustado el lado oscuro de las cosas.
El huerto en sí es una actividad en la que hay que trabajar duro pero que luego es muy reconfortante ver cómo lo que siembras crece, Mimar las plantas, arrancar las malas hierbas, cubrirla con paja para que no salgan más malas hierbas. Ahora en verano se hace más duro y acabé sudando como un pollo. Mañana tendré agujetas.

De lunes a viernes tengo clases de conducir por las tardes. Quien me iba a decir que a mis 43 tacos iba a volver a intentarlo. Tengo a un profesor exigente, llevo buen rollo con él. Me gusta equivocarme porque se pilla unos rebites que pa qué. Ayer fue una tarde tranquila de aprendizaje. Fui hasta la Alameda de Osuna.

Mañana será otro día. ¿Y a ti que te ha pasado hasta hoy?




DIARIOS DE HOSTAL (Basado en hechos reales)

Día 165.

Otra noche que me esperaban ocho horas por delante de drogas y silencio. A la izquierda a mis pies, Nico, el yorkshire. mi mejor compañero de curro hasta la fecha. Madrugada del domingo al lunes, ni Dios por las calles. Me meto mi considerable raya de coca para entrar en calor regado con Red Bull. Me pongo a escribir esta mierda hasta que noto el subidón y no me queda más remedio que meterme un pico de caballo para contrarrestar los efectos del perico. He metido más de la cuenta en la cucharilla. Alguien llama al timbre. Son dos gays con pasta. Apenas puedo hablar. Les digo a trancas y barrancas que solo me queda una habitación y que vale (el doble para sacarme unas pelillas que ando un poco tieso estos días) 90€. Aceptan como depravados que son. Le doy la habitación de al lado de mi jefe. Que se joda. Nico y yo nos vamos a dar una vuelta alrededor de la puerta del hostal para ver si me despejo. Voy a la sala de desayunos y me hago un par de cafés. Me quedo dormido en el sofá hasta que mi compi me despierta a lametazos. Son las seis de la madrugada, luego he dormido dos horas. Bajan los gays encantados de la vida que huelen a popper a kilómetros de distancia. Me dan una propina de diez euros. Me sabe mal haberles estafado. A las siete y media llega la mujer de la limpieza, apunto de jubilarse ya pero que se las sabe todas. Un día me pilló el papel albal quemao de la papelera. Son las ocho de la mañana, hora de irme. Llega mi reemplazo, un pollo estirao con cara de perdonavidas y de Donlohagotodobien. Me despido de mi amigo haciéndole carantoñas. Hoy no les voy a pillar a los negros de la glorieta. Demasiado mezclado todo. Me voy a los bajos de Orense.



EL PUEBLO SIN FUNERARIA (Último Fascículo)

FASCÍCULO nº4 (Final)

*** Caballo de Troya ***
Una carreta se dirige a toda velocidad custodiada por los cinco cuatreros en dirección al poblado indio. Una vez llegado a su destino se para a la altura de donde se está produciendo la contienda. Veracruz empieza a gritar:
- ¡Harrison, hijo de mil padres! ¡Y tú, Jimmy el sarnoso! ¡Aquí está el oro del banco, venid a por él si es que todavía lo queréis! – Y a continuación destapa uno de los cofres que rebosan monedas de oro. Lo vuelve a tapar y coge las riendas de la carreta azotando a los caballos para adquirir la mayor velocidad posible.
Tanto los hombres de Harrison como los de Jimmy empiezan una persecución poco ética, ya que cada uno pretende derribar a alguno de la banda del otro para quedarse con el oro, cosa que juega en su contra porque la carreta se va alejando. Tras varios rifirrafes por el camino solo quedan Harrison y Jimmy que empiezan a recortar distancias con el preciado tesoro. Cuando casi están a punto de alcanzar la carreta, Veracruz gira bruscamente hacia el río saltando antes de que ésta se sumerja.
La codicia hace que Harrison y Jimmy se tiren de cabeza al río para intentar sacar a la superficie el oro, Tarea inútil. De repente Jimmy empieza a recobrar su aspecto natural de veinteañero, rubio, alto y fuerte. Es entonces cuando aparecen los guerreros de la tribu cherokee para atravesarlos con sus flechas y acabar por fin con ellos.
 
*** Epílogo ***
La ruptura del maleficio hizo que las dos razas: el hombre blanco y los cherokees; se unieran en abrazos y empezaran a socializar con rapidez.
También hizo que se inaugurara la primera funeraria y el primer cementerio borrando así la leyenda negra que le perseguía durante tantos años.
Poco a poco Westpoint fue floreciendo y convirtiéndose en uno de los pueblos más bellos que visitar.
Y de esta manera tan peculiar, nuestros cinco forajidos comandados por Veracruz se salvaron de las garras de Harrison “matarife” Douglas.




EL PUEBLO SIN FUNERARIA (Fascículo Nº3)

FASCÍCULO nº3:

*** Asalto al pueblo cherokee ***
Los cinco forajidos iban camino de la muerte, lo sabían. Hasta sus propios caballos se negaban a avanzar por el camino rocoso que iba a parar al poblado indio. Pero se había decidido por unanimidad el plan suicida que habían discurrido la noche anterior.
La bienvenida no se hizo esperar cuando estaban a punto de penetrar en terreno enemigo. Una flecha con la punta de fuego hizo de primera advertencia, Los cinco forajidos prosiguieron la marcha sin inmutarse cuando en décimas de segundo se encontraron rodeados por decenas de indios. Sin mediar palabra se deshicieron de todas sus armas y desmontaron de sus caballos. Entonces tomó la palabra Veracruz:
- Nos envía Jimmy para mataros y deshacer el encantamiento del agua.
Entre la multitud se abrió paso Pelo de Oro, hijo de Pelo de Hierro, ahora jefe de la tribu que no se fiaba de las intenciones de aquellos cinco rostros pálidos. Y tomó la palabra:
- ¿Y cómo sé yo que lo que decís es cierto?
- Nosotros no queremos luchar ni estamos de su parte. Sabemos que la muerte nos espera pero preferimos hacerlo con honor haciendo caso omiso a las órdenes de semejantes malnacidos. Os ofrecemos nuestras armas y nuestros caballos como prueba de fe – explicó Veracruz.
- Por vuestra sinceridad no os mataremos de inmediato – replicó Pelo de Oro – Atadlos y encerrarlos en la vieja mina y dadles de beber agua de la buena. Ya pensaré que hacer con ellos más adelante.
Llegó la noche, Noche de Luna nueva. El consejo de sabios ya había decidido qué hacer con ellos y así se cumpliría.
 
*** Luna nueva ***
De madrugada un olor a quemado y el sonido de los tambores de guerra despertó a los cinco forajidos atrapados en la vieja mina. Las dos pesadas portezuelas se abrieron de par en par y empezaron a entrar niños, mujeres y ancianos cherokees. A su vez, dos guerreros desataron a los cinco forajidos y les devolvieron sus caballos y sus armas y les dirigieron hacia lo alto de la colina donde se encontraba Pluma de Oro:
- Unos hombres que responden ante un tal Harrison “matarife” Douglas y Jimmy y sus cuatreros andan buscándoos y nos han tendido esta emboscada. Sabemos que somos inferiores en número pero confiamos en vosotros para salvar nuestro territorio por lo que no os entregaremos. ¿Qué podemos hacer?
Toma la palabra Veracruz:
- Tranquilos, sabemos lo que tenemos que hacer. Mandad retirar a vuestros guerreros hacia el río y esperadnos allí. Tenemos que ir a Westpoint pero volveremos con un arma invencible.




EL PUEBLO SIN FUNERARIA (Fascículo Nº2)

FASCÍCULO nº2

*** La leyenda de Westpoint ***
Willy llevó hasta el viejo hotel a los cinco forajidos para que se instalaran. Después de hacerlo y una vez ya todos en el salón, Willy tomó la palabra:
- Estas tierras pertenecían a los cherokees hasta que nosotros, el hombre blanco, asaltamos el pueblo de una manera cruel y despiadada y lo colonizamos.
La vida en el pueblo transcurría tranquila hasta que un buen día la maldición llegó. Todos los habitantes, incluidos bebés y niños pequeños, comenzaron a envejecer de pronto hasta convertirnos a todos en viejos e inmortales. Nadie sabía qué había producido semejante brujería pero no tardamos mucho tiempo en saber quién lo había hecho.
A la mañana siguiente bajaron de las rocas un grupo de cherokees encabezado por Pluma de Hierro, al que dábamos por muerto. Pluma de Hierro era el curandero de la tribu y el responsable del maleficio que nos estaba azotando. Con voz ronca pero serena nos explicó que el agua del que estábamos bebiendo estaba encantado y que ellos se habían instalado en el cauce del río, lugar que estaba protegido por espíritus malignos que evitaban a cualquier hombre blanco acercarse a él en venganza por haber intentado usurpar sus tierras.
Y así llevamos más de cincuenta años, atrapados sin poder salir de aquí. Hasta que gracias a vuestra generosidad me he curado. El agua fresca es el antídoto.
- Un momento – dice Veracruz mientras le encañona con su rifle entre las narices – ¿me estás diciendo que todo el agua que te hemos dado era la única que había?
- Sí… - temblando como un flan – esto… Entiéndanlo… Era mi oportunidad para…
Suena un disparo y Willy cae de espaldas abatido.
Veracruz y sus hombres se quedan perplejos. En el piso de arriba cinco hombres se echan a reír mientras uno de ellos guarda su pistola.
- ¿Pero quién eres tú? – pregunta Veracruz - ¿y por qué te has cargado a Willy?
 
*** Jimmy “el feo” y sus cuatreros ***
- Me presentaré. Mi nombre es Jimmy y estos son mis hombres. Antes éramos el terror de Westpoint hasta que nos cayó la maldición. Y respecto a Willy son cuentas pendientes. Pero tranquilos, a vosotros no os va a pasar nada si hacéis lo que tenéis que hacer.
- ¿Y qué se supone que tenemos que hacer? ¿Y por qué vamos a hacerlo? – pregunta Veracruz.
Mientras Jimmy “el feo” y sus cuatreros bajan las escaleras hasta el piso de abajo, éste les va contando el plan a los cinco forajidos:
- Veréis, es muy sencillo, tenéis que volver a traer el agua potable al pueblo para que nosotros seamos los dueños y señores de él.
- ¿Y si nos negamos? – insinúa Veracruz
Jimmy “el feo” y sus cuatreros estallan en carcajadas,
- ¿Acaso queréis morir de sed?
- ¿Y vosotros de donde sacáis el agua para manteneros en pie? – pregunta Veracruz
Otro estallido de carcajadas inundan el salón cochambroso del hotel.
- Nosotros no necesitamos comer ni beber, palurdo – contestó Jimmy “el feo” – Así que no tenéis alternativa.






EL PUEBLO SIN FUNERARIA (Fascículo Nº1)

FASCÍCULO nº1:

Cinco forajidos escapan al galope tras cometer su último golpe a la Reserva Federal de Texas habiéndose anticipado a los hombres de Harrison “matarife” Douglas. Éstos últimos les pisan los talones. Están a punto de alcanzarlos.
Los cinco forajidos llegan a un cruce de caminos: al oeste les espera el desierto, al sur el…
**** El pueblo sin Funeraria ****
Los cinco forajidos se detienen. Veracruz, el jefe, tras una rápida decisión decide tomar rumbo al sur pese a las leyendas que circulan sobre el pueblo. Los demás le siguen de inmediato. A escasos metros de la entrada del pueblo, tras una señal de Veracruz, se vuelven a detener.
Nadie conoce el porqué se le llama así a este pueblo. Solo se sabe que fue edificado en el último pueblo cherokee que resistió el asedio del hombre blanco.
Veracruz y sus hombres avanzan lentamente, deteniéndose al menor ruido sospechoso, hasta la entrada del pueblo que parece deshabitado y en ruinas.
Un disparo atraviesa el sombrero de uno de los hombres de Veracruz y éste último, en milésimas de segundo dispara también su revólver. Acto seguido una figura cae desde lo alto de un edificio. Se levanta y se sacude el polvo. Es un viejo decrépito armado con un fusil. Veracruz y sus hombres no dan crédito a lo que acaban de ver. El viejo grita desde su posición:
- ¡Marchaos! ¡Fuera de aquí mientras podáis!
- Un momento, viejo – habla Veracruz - ¿cómo es que no estás muerto?
- Es mejor que no lo sepáis. Marchaos y salvaréis vuestras vidas.
- No podemos marcharnos. Nos persiguen – insiste Veracruz - ¿qué queréis a cambio de dejarnos hospedar en el pueblo?
- ¿Eso que lleváis en vuestras cantimploras es agua?
- Efectivamente.
Llevado por la codicia el viejo respondió:
- Dadme todo el agua que lleváis y os dejaré quedaros.
Los cinco forajidos seguían sin entender nada y a regañadientes le dieron las cinco cantimploras que el viejo bebió como si no hubiera un mañana. Y como si de un milagro se tratara, el viejo empezó a rejuvenecer hasta convertirse en un hombre de unos treinta años, fuerte y de pelo moreno.
- Pero… ¿Qué demonios está ocurriendo aquí? – preguntó un sorprendido Veracruz que ya empuñaba el arma apuntando al transformado viejo en joven.
- Tranquilo, tranquilo. En agradecimiento os daré hospedaje y os contaré todo lo que queráis saber. Mi nombre es Willy y antes era el boticario de este pueblo llamado Westpoint.