martes, 22 de marzo de 2022

(Especial Día del Padre).

La historia de un padre lleno de poder en Ginebra,
la de su hijo nacido en Nápoles
dos mentes enfrentadas por diferentes destinos.

El hijo sin oposición se fue a estudiar a Baviera
a ser doctor, medico, alquimista si el pudiera
que ya le rondaba una gran idea por la sesera.

Desilusionado por los estudios se encerró en su habitación
y comenzó a realizar cálculos, a jugar a ser Dios,
que por mucho que el hombre quiera no es suya su misión.

Tan empecinado estaba por la labor que empezó a construir
un horrendo aparato para dar fe que era posible el existir,
el traicionar a la muerte para resucitar a un vivo era su fin.

Todo estaba dispuesto para que el moderno Prometeo y él
pasaran a la historia como genios como dioses tal vez
todo se volvió brumoso en aquella noche aciaga en la que nació el ser.

De retales y pedazos cosidos a mano, de tejidos y circuitos
bien engrasados la bestia ha nacido y el padre consagrado
viendo como su hijo poco a poco se desplomaba para su desagrado.

La primera humillación fue rechazarlo y sentirse
como un hijo no deseado, al que abandonó a su suerte
ese vil condenado pues la criatura escapa de su cárcel
muy afectado.

La criatura clama venganza y sigue a su padre en su viaje
de vuelta a su morada, en Ginebra le espera su linaje
y su dulce enamorada sin saber el malhechor del ultraje.

Mas sin perder tiempo la criatura acaba con la vida de William
el pequeño de los hermanos estrangulándole con sus propias
manos antes de que el abominable doctor llegase a su posada.

En una escarpada montaña se abre un duelo en la cumbre
por lado la criatura por otro un Frankenstein aguerrido
más ésta le apaciguó pidiéndole dos cosas al miserable:

Que termine su cuerpo abominable que asusta a todos
los seres humanos y que fabrique una compañera para él
y aunque a Víctor le consume la sed de venganza acepta su petición
sin saber nuestro querido monstruo que va a ser una traición.

En su temible afrenta buscando al monstruo para darle muerte
es él el que perece de frío y de frustrada venganza
mas la criatura ya lo sabe y clama al cielo un grito sordo
jamás terminará la tarea su loco creador el eterno Prometeo.



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