martes, 22 de marzo de 2022

REFLEJO (Historia real).

Lleva gafas y el pelo largo. Tiene 43 años. Ha estudiado una carrera que dejó a medias. Desde entonces todo fue en picado. Quiso probar con la escritura creativa y tampoco terminó el taller. Y cayó, tocó fondo. No le importaba ni el mismo ni sus pobres padres. 23 años tirados a la basura.
Trabajos esporádicos, llega su oportunidad en una famosa librería pero aunque consigue el puesto le echan a los seis meses. Autodestrucción a lo grande se mete en el mundo de las drogas, las mentiras y los pequeños robos a sus padres para suministrarse el vicio con 33 años.
Diez años enfangado en casa, lee mucho, sobre todo novelitas de western y policiacas, bazofia de tercera que adquiere de su gran amigo Ángel (éste está limpio).
Sale un curro en infojobs pero no le llaman. Jura no volver a entrar en infojobs.
Deterioro absoluto, solo vive para la droga. Se levanta temprano para pillar y comienza el ritual de todos los días. En su desordenada habitación los influjos de la droga hacen su efecto, ya llegará la oportunidad, piensa.
Alarma crítica, su proveedor habitual ha desaparecido, no se fia de ningún poblado, seguro que lo mezclan con mierdas. Decide dejarlas sin decírselo a nadie, por el método Sick Boy (véase la película o la novela Trainspotting).
Duros días y peores noches pero consigue eliminarla de su cuerpo en una tortura que duró un mes.
Es la hora de la verdad, se lo dice a sus padres que alucinan pero le ayudan. Una segunda oportunidad.



Todo esto veo en el cristal de mi espejo cuando me miro.



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