domingo, 27 de marzo de 2022

Ensayo nocturno

EL OJO



Es de noche, quizás de día. No he encendido la luz. La visión borrosa de los objetos es algo que todos conocemos: el cloro, la sal del mar, quitarte o ponerte las gafas... Pero, el fenómeno más fascinante es esa capacidad adaptativa de enfocar y desenfocar hasta que, en medio de toda la penumbra, vuelves a encontrar la silueta de los objetos. Aunque, ¿es solo su silueta? ¿es el mismo objeto que se nos muestra en plena luz?

Hay quien dice que una cosa solo existe si tiene una función en el mundo. Con los humanos ocurre igual. No somos los mismos de día que de noche. No vivimos igual de día que de noche. No pensamos igual de día que de noche. No existimos igual de día que de noche.

La noche abre otra realidad, y el día la destruye. Puede que lo contrario, al revés. Pero no se puede dudar de que algo ocurre, algo nos distancia durante ese paso del tiempo.

La oscuridad tapa detalles superficiales, pero ilumina lo escondido. Sí, hay luz en la no luz.

Nos puede hacer pensar la llegada de la hora de dormir (entendamos la tradicional) que ya viene el momento de las 24 horas del día de enfrentarse a la verdad. 

La cama nace en la noche, y tú formas parte de su parto. Puedes sentir cómo ahora ese objeto comienza a tener sentido mientras tu vista se acostumbra a la nueva estantería con los nuevos libros, la nueva silla en frente del nuevo ordenador...

Es nuevo, no real. Porque cada noche vuelven a nacer, cada sombra es diferente y cada rincón más o menos oscuro. Estamos tan acostumbrados a vivir en el día que nos olvidamos de la noche: ¿la noche? solo para dormir.

¿Y dormir no es vivir? Ese exacto momento, esa milésima de segundo, cuando te dejas ir al sueño y una nueva realidad amanece en tu mente. Soñamos otra vida, la que sólo existe en la noche. Ahí no eres tu yo del día, tampoco vives el mundo del día, ni siquiera respiras el aire del día.

"Un momento", dirás. "¿No hablabas de que en la noche está la auténtica realidad? ¿Por qué la niegas en que todo vuelve a nacer y hacerse?".

La realidad es esta. Todo lo que acaba de existirse y nada más lo ha tocado. Por eso te digo, y afirmo, mirándome en las sombras de mi habitación, que todos somos verdaderos cuando nada nos influye, cuando nada nos aturde, cuando la noche es aquella cuna que nos devuelve a nuestro origen.

Lo que nace de nuevo, al apagarse la luz, es lo que nos confirma que existe y que estamos vivos.




Tríos amorosos

Ana y Paula pelean en su casa. Son hermanas gemelas y ha aparecido un chico de por medio. Juan, Juanito para los amigos. Es un hombre muy guapo que desquicia a todas las chicas del vecindario. 

Tanto Ana como Paula sienten algo por él, será atracción sexual, romántica o, simplemente, saben apreciar un buen espécimen masculino. Lo único claro es que esto se está convirtiendo en un problema. Son hermanas, encima gemelas, no tienen otra elección que intentar ser diferentes. Y en el amor puede ser un grave conflicto. Ana sabe que a Paula le gusta mucho Juan, aunque ella también quiere probar suerte. 

¡Ay, Juanito!, suspiran ambas cuando piensan en él. Ya no duermen, a penas comen, su pensamiento solo tiene una cosa: ese rostro, esos rizos, esa mirada. ¡Me estaba mirando a mí!, acaban discutiendo. Paula es mucho más directa que Ana, cosa que la trae loca, porque le quita muchas oportunidades de demostrar toda su mujer interior a los chicos. ¿Qué podría hacer? ¿Debería dejarla a su aire y que ellos sean amantes o lo que sea? 

Toda una telenovela. La situación de las hermanas es extrañísima. Riñen continuamente, pero también cotillean sobre ese torso y esos músculos cuando es hora de dormir. 

¡Ahí viene! ¡Actúa con naturalidad! Juan sabe que es irresistible, por eso cuando camina delante de ellas, se hace el chulo. Se pone erguido, camina imponente, saca pecho y entona su voz de “macho alfa”: ¡Hola, preciosas! 

Lo increíble de estas hermanas es que aceptan las derrotas, puesto que fue finalmente Paula la que se llevó el premio. Ana se rindió, pero tuvo que preguntar: ¿Juan, por qué ella? Y, claro, Juan tenía la respuesta más que preparada: evidentemente, Ana, lo eché a suertes.




Microcuento nacido de un perchero

Asociación de palabras: perchero, pared, habitación, sujetar, colgar, abrigo, invierno, frío, ropa, casa, brazos, colgadero




La otra tarde vi a mi amiga pegada a la pared de su habitación. Parecía intentar sujetar su cuerpo, como si éste le pesara de tal manera que la fuerza de la gravedad la estuviese llamando. Ni siquiera la observé quitarse el abrigo, cosa que me pareció sorprendente, puesto que dentro normalmente hace calor: el frío del invierno viene a por nosotros y no estamos a salvo.

Mi amiga se está quedando muy delgada, parece transparente. Tan delgada como el perchero en el que no ha dejado ni su abrigo ni su bufanda. Su nueva apariencia llama la atención, ningún tipo de ropa puede tapar aquello que la esté ocurriendo. Debería irse de esta casa, la está matando. Quizás, lo más sensato sea colgar de una vez por todas el anillo, deshacerse de ese hombre. Necesita unos brazos que la ayuden a liberarse de todo. Su dedo anular no es más que un colgadero de un pequeño símbolo amoroso que no deja de recordarla que está atrapada tras esa puerta.

jueves, 24 de marzo de 2022

NUNCA MÁS (Experimento con gaseosa).

Desde Madrid a esa tumba de Baltimore,
a ese alma aún ebria de escritura.
a ese fumadero de palabras
nunca más.

Maestro del relato corto,
renovador de la novela gótica
filosofía de la composición
nunca más.

Belleza de Berenice, no soy yo
el que maldice, pues el cuervo
ya esta aquí para decirme
never more.

Con quince años murió tu amor
de nombre Virginia Cleem
insufrible la soledad, ¡Vete cuervo!
Nunca más.

Crítico caustico periodístico literario
que se ganó la antipatía de otros tantos
que caíste en bancarrota, cuervo déjame en paz
nunca más.

Muerte misteriosa, como los últimos días
de su vida, mas pareció ser más una agonía
de efluvios destilados, de opio y pulmonía
nunca más

Y dicho esto me largo a la taberna de Moe
a tomarme una cerveza a la leyenda de Edgar Allan Poe.




lan Poe.