sábado, 2 de julio de 2022

EL PUEBLO SIN FUNERARIA (Fascículo Nº1)

FASCÍCULO nº1:

Cinco forajidos escapan al galope tras cometer su último golpe a la Reserva Federal de Texas habiéndose anticipado a los hombres de Harrison “matarife” Douglas. Éstos últimos les pisan los talones. Están a punto de alcanzarlos.
Los cinco forajidos llegan a un cruce de caminos: al oeste les espera el desierto, al sur el…
**** El pueblo sin Funeraria ****
Los cinco forajidos se detienen. Veracruz, el jefe, tras una rápida decisión decide tomar rumbo al sur pese a las leyendas que circulan sobre el pueblo. Los demás le siguen de inmediato. A escasos metros de la entrada del pueblo, tras una señal de Veracruz, se vuelven a detener.
Nadie conoce el porqué se le llama así a este pueblo. Solo se sabe que fue edificado en el último pueblo cherokee que resistió el asedio del hombre blanco.
Veracruz y sus hombres avanzan lentamente, deteniéndose al menor ruido sospechoso, hasta la entrada del pueblo que parece deshabitado y en ruinas.
Un disparo atraviesa el sombrero de uno de los hombres de Veracruz y éste último, en milésimas de segundo dispara también su revólver. Acto seguido una figura cae desde lo alto de un edificio. Se levanta y se sacude el polvo. Es un viejo decrépito armado con un fusil. Veracruz y sus hombres no dan crédito a lo que acaban de ver. El viejo grita desde su posición:
- ¡Marchaos! ¡Fuera de aquí mientras podáis!
- Un momento, viejo – habla Veracruz - ¿cómo es que no estás muerto?
- Es mejor que no lo sepáis. Marchaos y salvaréis vuestras vidas.
- No podemos marcharnos. Nos persiguen – insiste Veracruz - ¿qué queréis a cambio de dejarnos hospedar en el pueblo?
- ¿Eso que lleváis en vuestras cantimploras es agua?
- Efectivamente.
Llevado por la codicia el viejo respondió:
- Dadme todo el agua que lleváis y os dejaré quedaros.
Los cinco forajidos seguían sin entender nada y a regañadientes le dieron las cinco cantimploras que el viejo bebió como si no hubiera un mañana. Y como si de un milagro se tratara, el viejo empezó a rejuvenecer hasta convertirse en un hombre de unos treinta años, fuerte y de pelo moreno.
- Pero… ¿Qué demonios está ocurriendo aquí? – preguntó un sorprendido Veracruz que ya empuñaba el arma apuntando al transformado viejo en joven.
- Tranquilo, tranquilo. En agradecimiento os daré hospedaje y os contaré todo lo que queráis saber. Mi nombre es Willy y antes era el boticario de este pueblo llamado Westpoint.





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