sábado, 2 de julio de 2022

ALGO PARA RECORDAR (Historia real)

Un destello de luz en una prisión, así eras tú.

Conocí a J.L.B en una terapia de grupo sobre adicciones. Llegó altanero, casi obligado porque el no tenía un problema. "Yo controlo" decía.

Te sentaste a mi lado muy jocoso porque decías que mis adicciones eran una tontería. "Yo las he tomado, pero es que yo controlo".
Te jactabas de que habías probado de todo y que nunca supuso un problema para ti. Tenías trabajo, una pareja y un buen coche.

Nos dejaste claro que tenías un buen puesto de trabajo, funcionario de Hacienda, que manejabas un grupo de trabajadores y que por un gilipollas que se quejó te mandaron a tus superiores, los cuales te dieron un "toque" por tu manera de tratar a tu equipo.

El amor de tu vida, como tú le llamabas, quiso hacerte un favor y estuviste en los mejores centros de desintoxicación donde se llevaron tu pasta y tú saliste igual que entraste.

Perdiste el Norte durante una reunión en el trabajo por los efectos de la cocaína. La dirección tomó cartas en el asunto y te mandó de vacaciones para que reflexionaras. Llegaste jodido a casa y la tomaste con tu pareja dándole un guantazo. Ella se marchó y te quedaste solo.
Un viejo conocido al que ibas a pillar te habló de este Centro y desorientado quisiste saber qué te estaba pasando. Te admitieron.

No quisiste ser uno más entre alcohólicos, heroinómanos, ludópatas o cocainómanos al principio. Luego te diste cuenta de que ese era tu sitio. Cuando ya era tarde. Cuando la Hepatitis C corría por tus venas y un hígado con hepatocalcinoma grave en fase de metástasis te estaba consumiendo. Duraste lo que duraste. Te fui a ver pocos días antes al hospital y me dedicaste una sonrisa que lo decía todo.

Nadie en el Centro se acuerda ya de ti. No se lo eches en cara, la vida sigue para nosotros. Pero a mi me enseñaste mucho.

Por eso J.L.B este texto va dedicado a ti como pacto entre caballeros.

Un abrazo allá donde estés.




No hay comentarios:

Publicar un comentario