lunes, 12 de julio de 2021

¡TORERO!

A la hora de la pesca de arrastre en la discoteca ligué con una alemana que no entendía ni papa de castellano. Bendito Erasmus! Era gordita (estaba gorda), rubia (teñida), con los ojos azules (ni te acuerdas de cómo eran sus ojos). Tenía la puñetera manía de pellizcarme el culo cada dos por tres y me gritaba: ¡torero! (léase con acento). La cosa no iba mal (iba bien generosa de pechos) y me pegaba unos morreos (te mordió la lengua y te hizo sangre) bien sabrosos. Yo le tocaba el culo (culazo) sin disimulo. Ella me abrazaba hasta casi asfixiarme. La cosa se puso caliente y entre gestos de que nos fuéramos a otro sitio (a rematar la faena) conseguí sacarla a la plaza. Íbamos tambaleándonos (no sé por qué en mi cabeza resonaba la canción de la cucaracha).

La primera caída no tuvo importancia, fue un tropezón tonto, pero se me cayó encima. La tía ya se quería quedar en plena calle acurrucada por los efluvios del alcohol (léase tajada de campeonato). Le empecé a dar pequeñas bofetadas para que espabilara pero ella debió pensar que me gustaba el sado porque me dio una que por poco no me saca todos los empastes de la boca. Cuando conseguí volver a ponerla en pie, ella me agarró el paquete (casi te destroza los huevos) y volvió a gritar: ¡torero! Casi estábamos llegando a mi portal (te equivocaste tres veces) cuando la tía empezó a despelotarse (reconoce que pensaste en ballenas) y se puso a hacer gestos como si fuera un toro (y te entró complejo de cabestro) ¡Lo que me faltaba! Siguiéndole el juego conseguí reconducirla hasta el ascensor (donde no te paró de pellizcar la hija de puta).

Abrí la puerta justo cuando le volvieron a entrar ganas de hacer de toro y entró a la carrerilla cayendo esta vez (en un giro sorprendente) en el sofá del comedor. Intentando incorporarla de nuevo me arrastró hacia sus enormes senos apretujándome la cara hasta dejar de sentir el riego sanguíneo. Me soltó (gracias a dios) antes de que me diera una embolia. Logré que se incorporara con el jueguecito del torero y el toro pero con tan mala suerte que me pilló desprevenida su fuerza y me embistió en toda la barriga (casi te deja sin aire). La muy hija de la gran puta se descojonaba de la risa mientras yo me retorcía de dolor. Pero ya se sabe que tiran más dos tetas que dos carretas (no parabas de decirte a esta me la follo como sea) y me recompuse como pude hasta que volví a ver que cogía carrerilla para embestir otra vez (menos mal que estuviste rápido) con tan buena suerte para mi que conseguí hacerle un quiebro a lo Talavante (peor suerte corrió ella) y fue a parar a mi habitación, tropezó con una silla y se empotró contra el cabecero de mi cama (se quedó con el culo en pompa). Y dije: ¡esta es la mía! Quietecita y ofreciéndoseme nada podía salir mal (te la sacaste del calzoncillo) Pero me mosqueó una mancha rojiza en la pared (esta puta se me está desangrando).

Total que la reincorporo en la cama y veo que tiene toda la cabeza llena de sangre (pobrecita mía) y joder pues ya me daba mal rollo. Sin venir a cuento la muy zorra debió despertarse de la cogorza y me miró con cara de furia (te agarró de la polla) mientras me dolía aquello horrores la subnormal me da un cabezazo y tira con fuerza de mi miembro viril (viste el puto cosmos entero) después me la soltó y me metió un gancho de izquierda al mentón y una patada en las costillas. Y así habría seguido si no fuera porque (benditos vecinos) se personó la policía y el Samur tras el escandaloso estruendo. Y por eso estoy aquí en Urgencias. ¿Y usted?



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